Con esta entrada queremos animaros a los que creáis que ser padres es una empresa difícil. No lo es, ser padres es la más apasionante de las aventuras.
Permitiros unos momentos de reflexión y pensad en ello, ¿cómo os enfrentáis a un rafting por el río de vuestros sueños?, ¿qué se siente cuando uno se sube a la montaña rusa más imponente del parque de atracciones?, ¿a quién no le despierta curiosidad una experiencia excitante? Ese es el reto y esa la intención de este post. Si leyéndolo os surgen preguntas o no estáis de acuerdo con los planteamientos que aquí se exponen, déjanos un comment, nos gustará recibirlo.
Si les preguntamos a los padres cómo viven su rol, muchos de ellos nos dirán que es una empresa difícil de afrontar. Una empresa en la que en ocasiones nos agobia y a la que cuesta conducir hacia adelante.
Realmente, ¿es eso ser padres? ¿qué se puede hacer para convertir esa situación difícil en una aventura apasionante? Propongo que nos concedamos unos segundos para reflexionar.
Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos ¿prestamos atención a lo que realmente necesitan?, ¿a lo que es mejor para ellos?
Creemos que les haremos felices si les compramos los mejores juguetes, si los apuntamos a todas las actividades extraescolares, si continuamente los estimulamos con infinitas experiencias… ¿observamos sus juegos?, ¿estamos atentos a cómo responden a nuestros estímulos?, ¿qué es lo que realmente les aportan la multitud de actividades a las que les apuntamos?
Vivimos momentos difíciles en muchos aspectos: problemas económicos que nos angustian, falta de tiempo que nos convierte en autómatas al servicio de un sistema despiadado con los más débiles, dificultades para encontrar espacios y oportunidades que nos permitan ilusionarnos con el futuro…
Nuestros hijos necesitan unos padres que les escuchen y lo hagan más allá de las palabras. Descubrir que emociones esconden cada uno de los comportamientos de los hijos, comprenderlas y tratarlas desde la propia emoción de ser padres. Nuestros hijos necesitan que seamos capaces de hablarles y transmitirles el significado de lo que les pasa y la seguridad de que cuentan con nosotros para seguir adelante.
Sólo así, el proceso de crecimiento y maduración estará asegurado y se convertirá en una aventura apasionante.