Con El bebé y su mundo emocional te explicamos qué son las emociones y que papel tienen en el desarrollo del bebé.
Sabemos que los bebés nacen con un bagaje innato que los dota de los recursos necesarios para un desarrollo saludable. Parte de este bagaje tiene que ver con el mundo emocional.
En concreto, desde los primeros días de vida los niños manifiestan seis emociones, que denominamos primarias (miedo, alegría, tristeza, rabia, sorpresa y enfado) más dos emociones (esperanza y aceptación) que se descubren con la maduración cognitiva. En total, ocho emociones que forman parte del arsenal básico que nos ayuda a enfrentarnos al mundo y salir victoriosos de los obstáculos que nos plantea.
Cada uno de los comportamientos que manifiesta el bebé, desde los primeros instantes de su vida, nos habla de sus emociones:
– Cuando un bebé llora porque necesita comer, nos está comunicando el temor que le produce esa sensación dolorosa y desconocida que experimenta y que necesita solucionar.
La sensación de temor, la emoción del miedo siempre tiene a ver con lo desconocido. El cerebro infantil procesa toda experiencia y percepción novedosa como potencialmente peligrosa que activa la protección básica para preservar la vida.
– Cuando un bebé se muestra irritado y expresa su enfado nos da cuenta de sus dificultades para conseguir sus deseos.
Ese conectar con las propias dificultades, expresar el propio sentimiento de impotencia, sentir que se desea y puede conseguir un determinado deseo pero que no tienes o no encuentras la capacidad concreta para lograrlo nos habla de la emoción del enfado. Enfadarnos es la mejor de las opciones que tiene nuestro organismo para desprender la energía necesario para poner en marcha una actitud de perseverancia y esfuerzo personal. Sin ellas, no sería posible la superación y la construcción de la confianza y la autoestima.
– Cuando un bebé se asombra con un acontecimiento nos dice que acaba de descubrir algo nuevo y sumamente interesante para él,…
La capacidad de asombro es innata en el ser humano y una de las bases del instinto epistemofílico por el que queremos conocer. En ese asombro tiene mucho a ver la emoción de la sorpresa. Todo aquello que es inesperado para nuestro cerebro nos activa la capacidad de asombro y con ella una actitud de alta expectación ante lo peligroso o lo placentero. De ahí que algunos autores expliquen la emoción de la sorpresa como una puerta que te puedo conectar o con la emoción del miedo o con la emoción de la alegría.
Descubrir que emoción se esconde en cada comportamiento, nos aporta una información valiosísima para responder adecuadamente a las necesidades de nuestros hijos.